Salvar vidas y mejorar la economía: cuestión de diseño

Caminabilidad, Ciudad, economía, espacio público, road diet, seguridad vial, visión cero

Por Francisco Pailliè Pérez

Un secreto: mejorar el diseño de calles, mejora considerablemente la seguridad de todos (tanto de quienes manejamos, como de quienes caminamos por las calles o las recorremos en bicicleta o en transporte público: todos), y mejora la economía de las ciudades. La pequeña denuncia, implícita en esta frase, es: ¿si esto ya se sabe, por qué sigue muriendo gente en accidentes de tránsito? ¿Por qué seguimos enterrando billetes entre las columnas de concreto de un puente, las banquetas mal diseñadas, o el asfalto de las calles? Algo en nuestras ciudades estamos haciendo mal, o estamos dejando de hacer bien.

Datos alrededor del mundo, demuestran que las calles más seguras para todos, son aquellas que permiten que todos los usuarios de la misma, compartan, de manera ordenada y clara el espacio determinado para transitar, o para permanecer. Sé que a alguien se le ocurrirán ideas de cómo negar la siguiente frase de cajón, pero es verdad: la calle es de todos. Pero si esto es así, ¿por qué seguimos construyendo calles, y Espacios Públicos, intersecciones, banquetas, y frentes de negocio como si los únicos habitantes de la tierra fueran automóviles?

Ya hemos hablado anteriormente sobre cómo la velocidad es un factor mortal en las calles, especialmente para peatones; y las cuestionables soluciones que gobiernos y motoristas imputan a quienes no andan en auto: puentes peatonales, banquetas fantasma, señales prohibitorias, entre otras. A pesar de los esfuerzos por diseñar ciudades efectivas, no estamos diseñando ciudades para todos. Y esto no redunda sólo en la cantidad de muertes que se producen a diario en las calles, intersecciones y esquinas, sino en costos reales para todos: costos en salud, costos sociales, costos medioambientales, costos en transporte, costos en infraestructura, costos en tiempo, costos en seguridad, costos en petróleo, entre otros. Es importante señalar, también, que en muchos de los casos estos costos no son asumidos de manera directa por cada ciudadano, cuestión que parece difuminar su valor real, pero tarde o temprano es asumido a través de impuestos, alces, y decisiones políticas.

Las ciudades diseñadas para todos, al contrario de generar costos, reproducen ganancias compartidas por toda la sociedad, y notorias para todos. Generar ciudades, basados en mejores prácticas de diseño, redunda en tres aspectos principales: 1) la opción de vivir en barrios caminables y seguros, genera mejores ahorros y proyectos de inversión entre la población; 2) los notables cambios demográficos demuestran una demanda constante por ciudades mejor diseñadas; 3.) los jóvenes y la clase creativa tienen un apego por los lugares caminables, amables y seguros, siendo ésta una razón importante para decidir en dónde vivir o en qué ciudad habitar. La capacidad de las ciudades, de generar y proveer un ambiente que fortalezca y aproveche estos tres aspectos, será la misma capacidad que tengan para mejorar y aumentar su economía, el bienestar, la salud y la sostenibilidad (cuatro características positivas, difíciles de refutar o rechazar, cuando de una ciudad se habla). Ciudades, calles y lugares apetecidas por sus ciudadanos, significa: ventajas económicas y competitivas.

Sacar conclusiones, es sencillo: las áreas urbanas que no ofrezcan mejores escenarios para todos, están probablemente destinadas a perder oportunidades económicas, pues los consumidores tenderán a gravitar hacia lugares más habitables, más humanos.

Basta con mirar por encima el ejemplo de Portland, una de las pocas ciudades en Estados Unidos que decidió no apostarle al crecimiento desparramado, y al diseño desorganizado, volviéndose así un ejemplo de ciudad para el mundo: hoy en día, los habitantes de Portland, manejan 20% menos de lo que lo hacía hace dos décadas (cuando fue la ciudad que mas kilómetros por persona se recorrían en el país). Quizás la cifra sea muy pequeña, pero ¿qué quiere decir 20% menos de kilómetros por persona diariamente recorridos en una ciudad? Para la ciudad significa un ahorro de 1.1 billones de dólares anuales, dinero que deja de irse al asfalto y se le entrega a otros sectores de la economía de la ciudad; y para la gente trabajadora significa una reducción de mínimo 10 minutos por trayecto por persona, lo que económicamente se calcula en otros 1.5 billones de dólares anuales. Sólo sumando estas dos cifras, ya está claro que hay dinero extra que se puede usar muy bien: mejores parques, mejores escuelas, mejores hospitales, mejores viviendas, mejores servicios. Y mejorar nunca está mal.

Más ideas conclusivas: al parecer la sabiduría de las ciudades anteriormente determinaba que el desarrollo mejoraría la economía, y la economía mejoraría la calidad de vida de las personas que habitaran esas ciuadades; el giro es notorio, crear mejor calidad de vida es el primer paso para atraer ciudadanos, fuerza de trabajo y mejorar la economía.

El secreto: mejor diseño de calles, mejora considerablemente la seguridad de todos (tanto de quienes manejamos, como de quienes caminamos por las calles o las recorremos en bicicleta o en transporte público: todos) y mejora la economía de las ciudades. Quizás si sigo diciendo que es un secreto, alguien me lo quiera robar y lo aplique como principio.

La base es clara: así como podemos preparar una ciudad para un desastre natural, o para la mejor seguridad de sus gobernantes, entonces podemos planear y diseñar calles más seguras y tranquilas para sus ciudadanos. Y cuando hacemos esto, cuando más gente puede andar a pie, o en bicicleta, y cuando estos pueden compartir la superficie de la ciudad con quienes van en automóvil privado (o en transporte público o en motocicleta) sin morir, entonces la ciudad mejora para todos (y al mejorar la ciudad, mejora la economía de la ciudad). El secreto ya es bien sabido, ya ciudadanos y gobiernos sabemos lo que se necesita: ya sabemos que el mejor diseño de las calles es importante.

Pero, si todavía hay quienes se preguntan: ¿cómo se hace? ¿Cómo hacer las calles más seguras? ¿Cómo generar menos accidentes fatales de tráfico? ¿Cómo mejorar la economía de nuestras ciudades, barrios, calles, por medio del diseño? Acá les compartimos algunos tips para hacer calles más humanas, más seguras y más amigables, por medio del diseño urbano basándonos en el principio del Road Diet.

1. Reducir el número de carriles en calles amplias.

Esto no sólo crea calles más seguras sino que reduce el ruido producido en la calle, y crea una oportunidad para expandir banquetas, generar espacio para bicicletas, aumentar vegetación, proporcionar más Espacio Público.

2. Reducir el ancho de los carriles.

Los carriles anchos le dan al conductor el mensaje de que puede acelerar, pues tiene espacio para hacerlo, poniendo en peligro a los otros usuarios de la vía, quienes tienen el mismo derecho para usar la superficie de la ciudad. Así mismo, la velocidad genera barreras que impiden a caminantes, ciclistas y otros, cruzar las vías, por lo que la oferta comercial puede verse disminuida al impedirse el paso de estos con los locales.

3. Reducir longitud de los cruces peatonales.

Un cruce peatonal más corto, es más seguro. Esto se puede lograr extendiendo la banqueta en el lugar del cruce, generando chicanas, o Agregar una isla peatonal en calles muy grandes y congestionadas. Dentro de esta estrategia también esta establecer mejores tiempos de cruce que se ajusten a la capacidad real de movimiento de los peatones y considerar la escala humana.

4. Hacer los cruces más visibles.

Pintar y señalizar correctamente los cruces y/o elevarlos a nivel de banqueta le hace sentir a los caminantes que son bienvenidos en la zona, y devuelve la sensación de prioridad que siempre debe primar. Al caminar más tranquilos por un barrio, la gente suele pasar más tiempo en él, por lo que aumenta la cantidad de gasto. Así mismo, las señal que se envía al motorista le asegura que ese lugar es compartido y que debe procurar a los demás usuarios de la vía.

5. Prohibir la vuelta continúa a la derecha.

Los caminantes y ciclistas, son normalmente a quienes más se les dificulta negociar su paso por las calles y vías, lo anterior debido a que son los más vulnerables. Eliminar la vuelta continua asegura la capacidad de negociar el paso, y hace a los motoristas más conscientes de compartir la calle.

6. Mantener el radio de giro en las intersecciones a 90 grados.

Las esquinas redondeadas le dan la posibilidad al conductor de dar la vuelta sin verificar si hay peatones cruzando, y facilitando asumir que el motorista lleva la vía. Dificultar el radio de giro, disminuye la velocidad y por tanto aumenta la posibilidad de negociar el paso, así como aumenta la seguridad para todos los usuarios de la vía.

7. Reducir el límite de velocidad a 30 kms por hora en zonas urbanas y 50kms por hora e arterias primarias de la ciudad. 

La generación de zonas 30, permite una mejor interacción de los usuarios de la vía, y una mejor relación entre estos con su entorno. Disminuyen las posibilidad de accidentes fatales y facilita el ir de un lugar a otro de manera cómoda y segura. Las zonas lentas de la ciudad, por lo general tienen una mayor vida cultural y económica por lo que los comercios suelen ser más apetecidos en zonas tranquilas en vez de zonas ajetreadas.

8. Peatonalizar y/o priorizar a los peatones en algunas calles.

Establecer calles peatonales o calles compartidas que respeten la pirámide de la movilidad

9. Establecer rutas seguras a escuelas, universidades, centros culturales y demás lugares de congregación pública.

10. Aumentar y promover la diversidad de usos en banquetas y espacios públicos logrando mejorar la vida pública.

¡Más gente en la calle implica más seguridad!

¡Más gente en la calle implica reducción de la velocidad!


Francisco es Psicólogo y cursó un MSc en Psicología Social y Cultural del London School of Economics and Political Science(LSE). Ha destacado en proyectos de trabajo con comunidades. Durante los últimos años su afinidad por temas de urbanismo, derecho de la ciudad, y caminabilidad lo llevaron a investiga la relación del espacio con la psicología. Francisco es co-fundador y Director de Proyectos de dérive LAB, en donde realiza consultoría e investigación para diversas entidades México y Colombia. 

*Las imágenes utilizadas en este post, son derivadas de un trabajo en colaboración con Jorge Zuart Ponce. ¡Gracias! 😉