¡SI a las calles peatonales!

A raíz del artículo ¡No a las calles peatonales! publicado en gente de Cañaveral, en Bucaramanga (mi ciudad natal), Colombia, escribo lo siguiente a manera de réplica.

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¡SI A LAS CALLES PEATONALES!

Podríamos enunciar muchas, varias razones por las cuales, esta consigna de “NO a las calles Peatonales” está errada, tantas que habría que publicar un libro y no un apartado de revista. Así que intentaré en lo más breve enunciar algunas:

Errada, porque en Bucaramanga hay más de 4000 accidentes de tráfico anuales.
Errada, porque la ciudad no se hizo para la velocidad de los autos sino para el disfrute de las personas.

Errada porque mueren en accidentes MotorVsPeatón casi 100 Bumangueses por año, y el saldo de lesionados aumenta a más de 500.

Errada porque, las cifras anteriores son monumentales frente al tamaño de una ciudad media como ésta.

Errada, porque estos muertos en la calle, no pueden ser “daño colateral” en la carrera al progreso.

Errada porque aún cuando existen alrededor de 130 mil autos privados en la ciudad, existen más de 1 millón de peatones, asumiendo que la información del censo es correcta: por cada carro de uso privado hay 6 personas (a sabiendas además de que hay casas con más de un carro y casas que no tienen).

Errada porque la expedición de la licencia de conducción tiene fines de carácter recaudatorio y no educativo, como debería ser. Es más difícil escribir este artículo que hacer la fila para manejar un arma con motor.

Errada porque a diferencia de lo que muchos bumangueses piensan, el tráfico no es problema de las vías, es problema de los que usan las vías en su carro para hacer cuanta vuelta se les ocurre, encerrados en su caparazón de metal, oyendo la radio, mientras toda la vida pasa al otro lado del cristal; aparte, con el aire a todo taco, expulsando al resto de ciudadanos más monóxido de carbono en un día que lo que produce un ciudadano de a pie en todo una vida; y es que el carro no ayuda a la meta de mejorar la calidad del aire que tiene la “Iniciativa Ciudad Emergente y Sostenible” acordada por la alcaldía, Findeter y el BID.

Errada porque está más que comprobado que la congestión no se cura con más vías, se cura precisamente bajándonos del carro.

Errada porque una ciudad que no cumple con el mínimo de áreas verdes y espacio público por habitante, no puede seguir fallando no más para dar más vías y asfalto a unos cuantos que usan el carro.

Errada porque el automóvil es sólo uno de los factores de la ciudad, y un factor que con toda su infraestructura no sólo succiona gran parte del erario público sino que también succiona el espacio, el tiempo y la distancia.

Errada porque hemos preferido darles calles a los autos y no parques a los niños.

Errada, porque como diría Jan Gehl “Se puede echar una ojeada a otros desde un carro, o un tren, pero la vida ocurre a pie”.

Ahora bien, pongámonos de acuerdo en una cosa: Peatonalizar las calles no es necesariamente cerrarlas para que nunca más un carro vuelva a transitar por ellas. Peatonalizar una calle es retornar el espacio digno que un grueso de la población necesita para transitar, moverse, llegar al trabajo, recoger a sus hijos, caminar de la mano con su ser querido, esperar a sus amigos, comerse un helado, solucionar sus problemas, hacer ejercicio. Peatonalizar la calle es devolverle el carácter al Espacio Público, es entregarle otra vez su personalidad (personalidad que le robaron los carros a 60 kms/h o los que se estacionaron para nunca más dejarnos usar el andén o ver las fachadas de los edificios). Peatonalizar una zona es aumentar el flujo de personas caminando, y por tanto aumentando también las visitas de los vecinos, y las ventas de los comercios.

Sin olvidar, que los caminantes, también somos enemigos de los obstáculos que nos ponen en el camino los vendedores ambulantes, los teléfonos de moneditas, los puestos de revistas, los anuncios de promociones, el vendedor de minutos. Y no podemos confundir una calle amigable con el peatón, con una calle abusiva con el peatón, que lo considera (al igual que muchos motoristas) una víctima del progreso, un atrapado de la lucha de clases, un descalzo. Los andenes para las personas, deben ser cómodos, limpios, útiles y deben ser pensados para adultos, al igual que para niños y niñas, jóvenes, y adultos mayores, así como para personas con discapacidad que también quieren que la ciudad les reconozca su lugar en el espacio, que también quieren salir a pasear por sus calles, por su memoria, y por su recuerdo.

Sé, en lo personal que hay muchos bumangueses a quienes el andar a pie, les parece indigno, triste, y una muestra clara de por qué la ciudad no progresa. A esos bumangueses, les quiero comentar que las ciudades del futuro no son como en las películas de la infancia (llenas de carros, autopistas y rascacielos), las ciudades del futuro no son las ciudades con más avenidas y menos personas; las ciudades del futuro, son aquellas que le proveen a TODOS sus habitantes aquello que necesitan para vivir mejor. Es claro que en el siglo XXI la alianza del espacio/tiempo parece haberse anulado por la creciente necesidad y deseo de la velocidad; de ahí la creencia errada de que una ciudad que no se mueve a más de 60Km/h es una ciudad que no se mueve hacia adelante. “La carrera por la velocidad es un desorden mental” diría Ivan Illich, pues hace vivir la vida corriendo para poder consumir, y se consume para poder correr, porque para ganar lo necesario para consumir hay que correr y para encontrarle sentido a la velocidad y a la carrera, la cultura del vértigo exige consumir… ustedes me entendieron ¿cierto?

Último asunto: “Psicológicamente considerado, todo conductor de automóvil dispone de un medio que le permite dejar aflorar legalmente su violencia. La agresividad humana se manifiesta de las más variadas formas: el conducir es una de las más cruentas. Disponer de un automóvil es disponer de un arma” dice la filósofa Roxana Kreimer. Y se puede notar como acierta en su comentario: lo noto cada vez que me monto a manejar un carro, y lo noto cuando leo la consigna de un motorista (Reportero de Barrio de Gente de Cañaveral): “¡No a las calles peatonales! Peatonalizar las vías de Cañaveral es un error, y peor aún, reducir la velocidad vehicular. Eso sería tener que sentarse en el carro a esperar que el de adelante dé un paso para nosotros poder avanzar”. Al que le pido que: mientras todos los ciudadanos construimos ciudades sostenibles, limpias, amables y hermosas, se quede él, en su carro, esperando a que adelantemos, para que luego, ahí si, él pueda avanzar.