El paseo, ¿de la belleza?

Por Francisco Paillie

Hoy día la forma, el orden y la vida se diseñan desde un escritorio, perpetuando la distancia entre el presente del paisaje y la realidad a la que alude.

La nomenclatura de las calles que antaño refería a hechos sucedidos en las casas o al valor que aportaban los barrios, fue transformada para representar nuevos hechos históricos, valores de la modernidad y personajes (mal que bien) importantes para la historia vigente de las naciones. Cuando los nombres se agotan y la creatividad no sirve, aparecen nuevos nombres: frutas silvestres, verduras, profesiones y carreras técnicas, nombres de santos sacados del calendario e incluso razas de perros que adornan las trazas de nuestras ciudades actuales.

Ahondado en el cinismo, en lugares donde sobran desarrollos de interés social y abunda (también) la pobreza, se repiten nombres de reyes y ciudades europeas, de piedras preciosas e imperios, de nombres que se convierten en bromas pesadas frente a la realidad que allí se vive.

La injusticia poética (sic) complejiza la cotidianidad, enmarcándola en palabras, expresiones y reminiscencias de una realidad que nunca será, pero que tampoco se desvanece; algo así como caminar todos los días por el paseo de la belleza.


Las fotografías fueron tomadas por el equipo de dérive LAB en desarrollos de vivienda social de distintas ciudades de México: entre ellas, Cuautla, Toluca, Culiacán, Ahome y Pachuca. Dichas fotografías fueron parte de un estudio del abandono de vivienda realizado a finales del año 2013.