Ciudad problema, ciudad solución

Por Miguel Ángel Franco

Una transformación sin precedentes es la que estamos presenciando en la actualidad, somos testigos y artífices de un cambio de paradigma global; en nuestra era, y por primera vez en la historia de la humanidad, la mayoría de la población vive en ciudades. Somos parte, además, de ese fenómeno próximo en el que el 90% de las ciudades estarán situadas en los países en desarrollo.

Este hecho marca importantes retos para nuestra especie, al igual que desafíos que incluso una generación anterior no alcanzaba a vislumbrar. Son el escenario de las grandes contradicciones sociales contemporáneas y como señala el Teórico Urbano Mike Davis, hemos entrado en un tiempo darwiniano, en el que la competición por sobrevivir será cada vez más dura y el campo de estas batallas será el entorno urbano.

Ninguna metrópoli es todavía una excepción. Basta ponerse a observar una tarde cualquiera, de una ciudad cualquiera: su dinámica, sus espacios más representativos y sus avenidas principales, para vislumbrar esto.

Como nos avisa Boaventura de Sousa Santos, en su concepto del “fascismo del apartheid social”: Las zonas metropolitanas se están dividiendo gracias a la creciente privatización del espacio público, convirtiéndose en “zonas salvajes y zonas civilizadas”. Las fortificaciones, con seguridad privada y vigilancia las 24 horas, con todos los servicios privatizados y un cuidado de las áreas verdes digno de un palacio imperial, contrasta con la pauperización de las zonas salvajes y alejadas, dónde las necesidades básicas ni siquiera son cubiertas y dónde el espacio público es brutalmente inseguro. Las desigualdades globales se ven reflejadas y tienen su concreción en el espacio urbano.

Al parecer, la mayoría de los servidores públicos en nuestro país ya tienen algo de conciencia con respecto a esto (el tema de lo urbano, y las discusiones sobre el Espacio Público) y plantean estrategias bastante congruentes. Lo esencial aquí, será ver cómo se llevarán a cabo y si realmente se concretan, a beneficio de los ciudadanos.

Una realidad está latente: es necesario construir ciudades para el ser humano y no para el automóvil, esto es un punto central si se desea un espacio público de calidad que tenga impacto en la calidad de vida metropolitana.

A nivel global la ONU en su informe Estado de las ciudades en América Latina y el Caribe (2012) también habla sobre la urgente necesidad de una nueva transición urbana, enfocada a humanizar el espacio público y la movilidad sustentable. De hecho creó un resumen ejecutivo llamado “Planificación y diseño de una movilidad urbana sostenible: orientaciones para políticas”.

De igual forma, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 en su apartado “México prospero” y específicamente el objetivo 4.9 hace hincapié en mejorar la movilidad de las ciudades mediante sistemas de transporte urbano masivo, congruentes con el desarrollo urbano sustentable y fomentar el uso del transporte público masivo mediante medidas complementarias de transporte peatonal, la utilización de bicicletas y la racionalización del uso del automóvil.

En el escenario local, el plan Querétaro 2010-2015 en su eje 4, referente al ordenamiento territorial e infraestructura para el desarrollo, hace énfasis en la movilidad integral y no motorizada, de igual forma infraestructura vial para el peatón. También este Plan menciona la necesidad urgente de más y mejor infraestructura para el peatón y los modos de transporte no motorizado, con el fin de mejorar la calidad de vida de la población. Todo esto con estrategias y líneas de acción concretas. Se está trabajando, también, una iniciativa de ley para impulsar la Ley General de Movilidad.

Sin embargo el diagnóstico de la Zona Metropolitana de Querétaro, demuestra que existen 199,352 vehículos, sin contar el transporte público colectivo, y se proyecta que para 2025 el parque vehicular ascienda a 283,463 unidades. Hay que recalcar que el 67% de la población es usuaria del transporte público y solo 33% utiliza el automóvil privado.

La ciudad de Querétaro se ubicó en el número 17 de 30 ciudades evaluadas en el Ranking de Ciclociudades 2014 realizado por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo México. El estudio revela que en la capital queretana hacen falta desarrollar rubros como un área especializada en movilidad no motorizada (peatonal y ciclista) lo evidencia su poca infraestructura de bici-estacionamientos, la mejoría en las ciclovías, y la ausencia de un sistema de bicicletas públicas, entre otros detalles.

Hay muchos pendientes por resolver, pero nos corresponde a los ciudadanos presionar y luchar por tener una ciudad con mejor calidad de vida, una ciudad con soluciones ante la marea de la desigualdad que arremete con fuerza y que en un futuro próximo nos traerá infinidad de problemas, si no actuamos desde ahora. Quizás la incitación darwiniana y la noción de la existencia de zonas salvajes; despierten en nosotros el animal que llevamos adentro, pero no el animal violento y salvaje que habita el concreto; sino el animal social, el hommo sapiens, el Zoon Politikon del que ya hablaba Aristóteles para definir a aquel hombre que en su quehacer diario, hace a la ciudad, y habita justamente en ella.


Miguel Ángel Franco es colaborador de dérive LAB