Bitácora Romana

Por Chucho Ocampo
Roma es un lugar bello, tan bello que intimida…
Desde que llegué, siento una extraña sensación de estar perdiéndome de algo, de querer recorrer más, de no alcanzarla.
Da la sensación de que uno no la entiende del todo y, al mismo tiempo, todo esta ahí para ser entendido.
Es fácil, más es caótica.
Es bella, pero inalcanzable.
  © Chucho Ocampo
 

La testa cambia

Me gusta Piranesi, el grabado de la tumba de Caio Cestio en particular se quedó en mi cabeza y fue una gran coincidencia tener la cita justo en ese lugar, ahora el Metro Pirámide o el Cimenteri Acatollico.

Francesco pide para nuestra reunión solo una cosa: un mapa…
Yo llevo el más grande que puedo y, al momento de comenzar la plática, entiendo el porqué del mapa: él habla de lugares, de experiencias, de proyectos, pero siempre con un mapa, señalando lugares y trazando recorridos.
Habla sobre su barrio, sobre las iglesias de Borromini que nadie visita, sobre los recorridos que hay que hacer por los muros romanos, sobre los barrios en donde uno se debería perder y sobre un nuevo proyecto, el MAAM (Museo dellAltro e dellAltrove di Metropoliz) a las afueras de Roma, me señala más lugares; hablamos de dérive LAB, sobre las caminatas, sobre El Caminante, sobre Adalberto Libera. Terminamos el café y hace una pausa, pareciera que toma la decisión de aplazar el trabajo porque me lleva a conocer uno de los primeros proyectos de Stalker: Ararat, un centro cultural autogestionado por la comunidad curda en Roma.
   © Chucho Ocampo
Pasamos antes por el edificio postal diseñado por Libera, me muestra la sección aurea, las luminarias esféricas y el efecto que tiene la luz del atardecer que penetra todo el edificio hasta llegar al otro y reflejar en el parque; seguimos por el Cementerio Acatólico (que ahora forma parte de mi lista de lugares favoritos en el mundo) y seguimos por el Monte Testaccio, hecho enteramente de ánforas de barro rotas del ¡Siglo I!
Finalmente llegamos a Ararat y nos reciben alrededor de 10 personas que, al verlo llegar, no piensan en otra manera de saludar más que dar abrazos y ofrecer comida; damos una vuelta por el centro cultural y me muestran una sección del famoso “Tapeto volante”, una obra hecha por Stalker que asemeja el plafón de la capilla Palatina de Palermo, hecha con cuerda y cobre; Careri se refiere a ella como “probablemente el objeto más bello que haya hecho el colectivo”.
   © Chucho Ocampo
 
Salimos al vestíbulo del edificio y, a insistencia de la gente del Ararat, tomamos un té Chai.
Mientras ellos se preparan para una manifestación que habrían de tener por la tarde, llegan diferentes personas y todas son recibidas con la misma amabilidad que nosotros, hablan del ISIS, de su situación en Roma, de la enfermedad de alguno de ellos y de cómo mi primer día en Roma ha empezado de la mejor manera: con ellos. Nos agradecen el haberlos visitado primero y le hacen saber a todos los comensales que vengo desde México a ver el Ararat, todos brindamos con té Chai.
Salimos de el centro cultural y seguimos con la caminata, se me queda grabado algo que dice uno de los curdos a Francesco: La testa cambia…
   © Chucho Ocampo
No recuerdo muy bien sobre qué hablaban, pero se quedó grabado en mi cabeza (mi testa). Mientras pensaba en esto caminamos hacia la Facultad de Arquitectura de la Universitá di Roma Tré, caminando, entramos a un aula donde Francesco da clases, al entrar notamos un cartel que dice: Learning from MAAM, de Giorgio de Finis. Francesco llama a Giorgio, quien minutos después llega, se saludan como los grandes amigos que son, Francesco me presenta y les menciona que vengo desde México y que es mi primer día en Roma, ellos reaccionan de manera muy similar a los curdos y me invitan a pasar al salón.
   © Chucho Ocampo
 
Giorgio de Finis es curador, cineasta, profesor y artista, está encargado del MAAM.
La sesión comienza, en italiano y entran a una especie de debate amistoso entre los tres profesores, siempre con google y proyector en mano:
Alrededor del salón hay aproximadamente 15 mapas de edificios abandonados de diferente tipo en Roma, se habla de la geografía de la otra ciudad, de astronomía, de Magritte, de metrópolis.
Entiendo con esta plática que en un espacio como el nuestro (BEMA), las ideas son las que son poderosas, el espacio ayuda, pero es lo que pasa dentro de él lo que hace que todo tome significado.
Hablan de películas:
Le Voyage dans la Lune,
Miracolo a Milano (el final),
Sobre alcanzar el cielo:
Ufología radical,
Men in Red,
Sobre que el arte no se hace en el museo, el arte llega al museo.
Que hay que ser atrevido con las ideas y creerlas, colaborar y abrazar a los demás.
“Make art not money”
Sobre un modelo alternativo de museo, sobre cómo hacer para sostener ese modelo, sobre el museo real contra el irreal, sobre el museo habitado; una ciudad en una ciudad.
Que todo lo que hacemos es político, aún hacer nada es un acto político.
Sobre la singularidad exaltada en un proyecto colectivo.
Sobre la diversidad como madre de todos los proyectos.
Sobre el arte como instrumento, más no como fin.
Sobre como si defino un espacio le quito libertad, le quito futuro.
Sobre ser todo, arquitecto, artista, filosofo, cineasta, todo lo necesario para que el proyecto empuje.
Sobre el gigantismo del museo, el gigantismo de las piezas, el gigantismo del mercado y el enanismo del visitante.
Se habla de todo, muy rápido y en italiano.
Salimos y me duele la cabeza.
Es un buen dolor…
Comemos un panino con mortadela, pegorino y brócoli, tomamos un par de cervezas y nos despedimos.
Al terminar el día sigo pensando en lo mismo:
La testa cambia…