Mayor riesgo en el espacio público (parte 1)

Contrario a lo que pensamos, el riesgo en el Espacio Público lo hace más seguro. Esta afirmación, pareciera no tener sentido, en la lógica ni en la práctica; es por eso quizás, que la gran mayoría de calles en el mundo han sido diseñadas, adaptadas y construidas para minimizar el riesgo, apelando al diseño (aparentemente) seguro y efectivo, pero entonces, ¿por qué es que, según la OMS, cada año los incidentes de tránsito causan la muerte de aproximadamente 1,25 millones de personas en todo el mundo? Tal vez sea momento de asumir el riesgo como un factor positivo para el diseño de nuestras ciudades, ya que además de mejorar nuestro entorno físico, promueve la sociabilidad y flexibilidad en los ciudadanos.

Pero ¿a qué nos referimos con el riesgo en el contexto del Espacio Público, y cómo se diferencia éste del peligro? El riesgo son los valores y creencias, con que definimos un peligro, lo entendemos y lo resolvemos; no se puede definir el nivel de riesgo, pues en contextos específicos varía de acuerdo a cómo lo interpretamos. El riesgo es entonces la posibilidad de que algo ocurra, cuando nos exponemos a un peligro, y por ende es relativo;  el peligro, por otro lado es una fuente potencial de daño, lo que podría llegar a ocurrir sobre una persona. Podemos diferenciar un “riesgo” de un “peligro” con el fin de aclarar la discusión:

  • El peligro es algo que puede ocasionar daño,
  • El riesgo es la posibilidad de que ese daño ocurra, y su posible impacto.

Algunos peligros en el espacio público pueden ser:

  • Guarniciones, en mal estado, que causan tropiezos a la gente.
  • Árboles, cuyas ramas pueden caer en caso de vientos fuertes,
  • Fuentes y otros diseños con agua, en las que alguien puede caer o, en temporada de invierno pueden congelarse.

El riesgo asociado a cada uno de estos peligros es cuestión de juicio.

  • La gente se puede tropezar con las guarniciones, pero generalmente son visibles y se considera regular su estado.
  • Es natural que las ramas de un árbol puedan caer en caso de vientos fuertes, sólo hay que estar pendientes de la jardinería correspondientes.
  • Las fuetes y otros diseños con agua, hacen más bellos los lugares; niñas, y niños, y otras personas no corren peligro pues entienden la amenaza que este peligro representan y además, suelen estar acompañados de sus padres; finalmente si no está tan hondo, no hay peligro real.

En resumen, el riesgo es la evaluación subjetiva de un peligro.

La Teoría del Riesgo, definida por John Adams, demuestra la importancia crítica del peligro en el proceso de entender nuestro entorno: todo niño que está aprendiendo a caminar, se accidenta, necesita de los peligros y riesgos al momento de explorar, para desarrollar y afinar sus habilidades cognitivas y comprender los límites físicos, espaciales y corporales; esto ocurre a pesar del cuidado de sus padres. En la misma línea, podríamos afirmar que pagamos mucho dinero para exponernos voluntariamente a los riesgos de esquiar, escalar, y beber alcohol (por ejemplo). El riesgo es un componente social de la actividad humana, y constantemente estamos evaluando el riesgo y sus estímulos potenciales a la hora de tomar una decisión. Reducir el riesgo, es simplemente reajustar nuestra evaluación sobre el balance riesgo/ganancia y cambiar nuestro comportamiento adecuándolo a esta situación.

De esta manera, el Espacio Público en vez de estar diseñado para eliminar al máximo los peligros, fundamentado en una mala interpretación o acercamiento al riesgo, debería estar diseñado para generar experiencias que permitan al ser humano redefinir sus límites, y generar comportamientos acordes, seguros y adecuados, para su propio cuidado y el de los demás. Una persona es capaz de cambiar su comportamiento ante el riesgo: a esto se le conoce como el “Efecto de Compensación de Riesgo”; contrario a la idea de que para tener ciudades más seguras hay que eliminar todos los peligros, curiosamente, para lograr ciudades con comportamientos seguros hay que diseñar espacios aparentemente riesgosos.

¿Aún no está claro?

A continuación presentamos tres casos de estudio que demuestran el valor positivo del riesgo en el Espacio Público, casos en los que la comparativa entre el antes y el después demuestran resultados exitosos de disminución real de incidentes y aumento de la seguridad, a partir del re-diseño de calles implementando la teoría del riesgo.

©Thomas Blomberg ©Thomas Blomberg

1.     Kensington High Street

Kensington High Street es una calle comercial en los barrios de Kensington y Chelsea, en Londres. En los 90’s, la calle fue regenerada, eliminando barreras y re-organizando un espacio de más de 1.2 kilómetros, proveyendo así una superficie mixta para conductores, ciclistas y peatones.

El diseño se fundamentó en la experiencia de Hans Monderman, ingeniero de tránsito holandés, quien afirmaba que el contexto determina el comportamiento de los individuos de manera más importante que las leyes y reglamentos. Monderman demostró, mediante varias intervenciones, que los diseños que aumentan la percepción de riesgo de lesión personal reducen el verdadero riesgo al forzar a los usuarios del espacio a bajar la velocidad,  y así tener más cuidado y estar vigilantes.

El objetivo general de esta intervención fue reducir la necesidad de barreras y otras características de seguridad similares. Las mejoras de la calle fueron diseñadas para hacer mejor uso del espacio y minimizar la cantidad de mobiliario urbano. La calidad del diseño urbano y el uso del espacio se mejoraron mediante medidas como:

  • Reorganización de los carriles
  • Reducción de señalización vial para mejorar la estética general de la calle
  • Eliminación de las guarniciones y separaciones entre banqueta y arroyo vehicular
  • Introducción de texturas que proveen una definición clara del espacio
  • Remoción de todas las barreras y barandillas de los cruces peatonales
  • Rediseño de cruces, que además fueron ubicados en lugares estratégicos

En general, previo a las intervenciones, tanto diseñadores y grupos ciudadanos, percibieron riesgos para peatones y todo tipo de usuarios de la calle, debido a su diseño “poco familiar”, por lo que el esquema definitivo tuvo que contemplar distintas texturas y materiales para diferenciar zonas, la eliminación barreras, bolardos y señalamientos (en fases) y finalmente, la re-colocación de cruces peatonales a sitios donde eran realmente necesarios.

En un intento por asumir y promover un cierto grado de riesgo entre los usuarios del espacio, y con el fin de aumentar su grado de vigilancia y por ende, la conciencia pública y seguridad general, ya no habrían señalamientos indicando cómo comportarse, ni barreras impidiendo cruzar por la mitad de la calle. Un estudio demostró que la tasa anual de incidentes en dicha calle pasó de 65.7 a 34.5 después de estas remodelaciones, y en el peligro de incidentes sobre peatones disminuyó del 26.3 a 8.9 (Royal Borough of Kensington and Chelsea).

2. Home Zones: Deptford Green, Greenwich

“Cuando las cosas parecen peligrosas, los individuos se cuidan; donde la apariencia es de seguridad, los individuos pueden bajar la guardia y suceden accidentes. Consecuentemente, los individuos algunas veces hacen presión a autoridades locales para introducir medidas que crean solamente una apariencia de seguridad y perversamente introducen un peligro real. ”

— UK Highways Liability Joint Task Group

Las Home Zones son iniciativas que reducen la velocidad del tránsito e incrementan el espacio para peatones en áreas residenciales, mejorando el ambiente urbano y la vida de la comunidad; todo esto logrado a través de la transformación en el diseño de la calle.

En algunos casos, previo a las intervenciones, los adultos mayores de la zona veían las superficies compartidas como un riesgo, al estar acostumbrados a las banquetas definidas y a tener límites claros con el arroyo vehicular. Por tal motivo, el esquema incluyó algunos bolardos para delimitar las áreas peatonales; haciendo sentir más tranquilos a algunos ciudadanos, en relación a los nuevos diseños.

©David Millington Photography ©David Millington Photography

Vecinos y padres de familia, continuaban percibiendo riesgo a pesar de las readecuaciones.  La solución, entonces, estuvo en realizar visitas guiadas a otras Home Zones con superficies tipo #CallesCompartidas, logrando así que los vecinos disminuyeran su perceción del riesgo, y aumentando la confianza en este tipo de propuestas.

Fueron estos mismos vecinos quienes identificaron un nuevo riesgo: tener carros estacionados sobre las áreas peatonales, bloqueando el acceso peatonal y ocasionando accidentes. En respuesta a esta preocupación, se recomendó la instalación de zonas de estacionamiento controlado, y horarios de tránsito definido.

Así, las Home Zones demuestran que mejorar el entorno residencial, es verdaderamente sencillo, simplemente, hay que reducir las velocidades y asimilar nuevas definiciones de la Calle como un espacio público, en las cuales cambien las fuentes de peligro y alteremos nuestra percepción relativa del riesgo. La evaluación general de estas estrategias, por parte de sus usuarios e implementadores, ha confirmado el programa de Home Zones como exitoso.

3. Noordlaren, Holanda

©Kenniscentrum Shared Space ©Kenniscentrum Shared Space

La ciudad de Noordlaren tenía hace unos años un problema serio de seguridad vial: la velocidad de los autos era muy alta al pasar frente a la escuela primaria local, lo cual se convertía en una amenaza real para sus estudiantes. La solución, en apariencia obvia para muchos, sería construir un muro más alto y más macizo, alrededor de la zona de juegos de la escuela, instalar una reja de protección y hasta poner un semáforo al frente. Sin embargo, la solución a la que llegaron es mucho más atrevida, y diferente.

©Gemeente Haren

Este pequeño pueblo en Holanda, decidió hacer algo inesperado, radical, que parecía ser más riesgoso que el problema: removió el muro completamente y extendió la zona de juego a través de la calle, teniendo como barrera entre los niños y los vehículos, únicamente una reja baja decorada con pelotas de colores. Sin señalamientos viales, ni horizontales ni verticales, sino un par de bancas sobre el arroyo vehicular, se obligó al conductor a asumir que al pasar por esta zona, está entrando a un área de juegos infantiles y por tanto su comportamiento debe ser más seguro y controlado.

A partir de esta decisión, según Ben Hamilton-Baillie, las velocidades bajaron substancialmente a 9-11 km/h en los años siguientes y dejaron de ocurrir accidentes.

Cuando la situación se presenta riesgosa, los seres humanos asumimos conductas más seguras, en cambio cuando las situaciones se presentan aparentemente seguras, los humanos asumimos conductas más peligrosas.

“Algunas investigaciones sugieren que la mera presencia de señales, semáforos, cruces peatonales y banquetas, todas destinadas a hacer del caminar una actividad más segura para el peatón en una ciudad llena de carros, de hecho, lo hace menos seguro. En Holanda, el ingeniero de tránsito, Hans Monderman, presentó la idea de una “calle desnuda”, vacía de todos estos accesorios de seguridad. Su idea era que, al forzarnos a mirarnos – caminante a caminante, caminante a conductor, conductor a conductor- podríamos utilizar el contacto visual para negociar nuestras rutas.”

— Alexandra Horowitz

El tema del riesgo es sumamente contra-intuitivo. La reacción natural al riesgo es protegernos cada vez más, especialmente en el Espacio Público. Nuestras ciudades latinoamericanas no son la excepción, las calles están repletas de autos a altas velocidades, mientras que a los niños y adultos mayores les es imposible moverse de manera autónoma o jugar en espacios que no sean privados. Hemos cambiado reglamentos, instalado barreras, y una cantidad excesiva de señales, todo con la idea de brindarle mayor seguridad a nuestros ciudadanos, cuando lo único que hemos logrado es hacer, por un lado, menos atractivo y placentero el estar en la ciudad, y por otro, más inseguro para todos los que vivimos en ella. Quizás sea la hora, de entender que el riesgo es necesario en el Espacio Público, ya que lo hace consecuentemente más seguro.