9 retos que las ciudades enfrentan este año nuevo

El año acaba de iniciar y, a pesar de que muchos ya hicieron sus propósitos para este nuevo ciclo (e incluso algunos ya los rompieron), quisimos elaborar una lista de lo que consideramos serán algunos de los retos y prioridades que las ciudades tendrán este año que inicia.

Retos para las ciudades en este nuevo año:

 

  1. Mejorar el espacio público

El espacio público es el verdadero escenario en el que la sociedad y la cultura se desarrollan, es en este espacio donde entran en vigor los valores, ideales y deseos que los ciudadanos construímos a diario con sus interacciones en la ciudad. Es, además, donde las experiencias físicas y culturales tienen lugar; por tanto mejorar el espacio público implica, además de gestionar mayores presupuestos y coordinar mayor inversión para estos, asegurar que los escenarios que se construyan o mantengan sean de libre acceso para todas las personas que habitan una ciudad.

Esto es, entender que lo público no es solo una colección de espacios aislados, sino que por el contrario son la red que da sentido a la vida en una ciudad. Acá 10 fáctores de éxito para el Espacio Público.

 

2. Incluir a todos los ciudadanos en los procesos de planeación y en la toma de decisiones

Las ciudades, hasta el momento, parecen haber sido diseñadas y pensadas para un solo tipo de sujetos: mayoritariamente hombres, jóvenes y adultos en etapa productiva. En palabras de Roxanna Kreimer, “se han olvidado y relegado a un segundo plano las necesidades de todos aquellos que no realizan actividades consideradas como productivas”.

Bajo esta lógica, las ciudades hasta el momento no distan mucho de aquellas que aparecían en Los Picapiedras, un hombre cavernícola que usa toda su energía y tamaño para empujar su troncomóvil por la ciudad, mientras la mujer lo espera en la casa preparando brontoburgers y su hija, al igual que su perro, solo hacen travesuras en el espacio privado de su casa. Es hora ya de cambiar de paradigma y permitir que las ciudades sean de todos y para todos.

Incluir a los ciudadanos en los procesos de planeación y toma de decisiones implicará también permitir generar nuevas lecturas y niveles de acceso y disfrute para todos estos sujetos. Se trata de poner las ideas y la voluntad política al servicio de la ciudadanía.

 

3. Diseñar Ciudades a escala humana

De la mano con la idea anterior y, quizás retomando muchos de los logros del urbanismo de los últimos años, debemos recuperar la escala humana como el factor rector de todas las decisiones en las ciudades. Sin embargo, a este aspecto que ha sido tan bien recibido en distintas esferas del diseño, se le agrega una nueva lectura: la escala humana, debe estar basada en el principio 8-80.

Es decir, si cuando pensamos en la escala humana reconocemos los tamaños y necesidades de niños menores de 8 años y adultos mayores de 80, entonces estaremos creando en nuestras ciudades entornos seguros y de mayor beneficios para todos los ciudadanos.

 

4. Pensar más en la bicicleta

Las bicicletas configuran un sistema de transporte democrático, ocupan menos espacio, no consumen energía y por tanto no contaminan, son un medio de transporte más barato y, además, producen beneficios en salud. Pero por fuera de estas ideas, está la idea de que las ciudades favorecen el comportamiento social de las personas en los entornos urbanos; las bicicletas desarrollan velocidades más acordes con la vida social y por esto permiten que la gente se encuentre en la calle, se salude y se reconozca a pesar de ser diferentes. Las bicis, como opuesto a los carros, no te encierran en una caparazón de individualismo y aire acondicionado.

Además, se ha demostrado que entre más despacio y de manera tranquila se muevan los ciclistas de una ciudad, mejor comportamiento cultural se está desarrollando en las calles; esto corresponde a 4 factores principales: la interacción de distintos tipos de ciclistas, los distintos tipos de bicicletas que hay rodando en la ciudad, el tipo de viajes que se están realizando y la infraestructura que exista en la ciudad (o en algunos casos la inexistencia de la misma).

Es curioso que en algunas ciudades, donde aún no existen políticas públicas que prioricen el uso de la bicicleta como modo de transporte, andar en bicicleta siga percibiéndose sólo como un deporte que debe ser practicado en las afueras de la ciudad y, a pesar de que exista una población amplia con acceso a las bicicletas, éstas aún no sean participantes activas de la vida cotidiana de una ciudad.

 

5. Empoderar a los caminantes

Además de repetir algunos de los argumentos del uso de la bicicleta, caminar es, ante todo, un acto básico de los seres humanos; por ende, es el acto más realizado por los ciudadanos. Invertir en estrategias de caminabilidad no solo supone mejorar nuestro entorno, favorecer las economías locales, aumentar la vida pública y disminuir en el gasto público sobre la salud de las ciudades, sino que además implica invertir en la mayoría de la población de cualquier ciudad. De los viajes diarios que se realizan en las ciudades de Latinoamérica, más o menos un 25% se realizan en auto, mientras que el resto se complementan caminando.

Invertir en que la población de una ciudad camine más, es invertir en una ciudad asequible para todos, una ciudad democrática y una ciudad viva.

La estrategia de intervenir calles bajo el modelo de #CallesCompartidas puede ser un gran punto de partida para generar calles más democráticas, justas, caminables y sociales.

 

6. Gestionar mejor el Transporte Público

Al igual que la calle, los sistemas de Transporte Público están pensados para beneficio de todos los ciudadanos. De manera lógica, se insertan como una solución para el problema de movilidad de la mayoría de los habitantes de una ciudad que necesitan moverse de manera eficaz de un lugar a otro, ya sea por trabajo, estudio o uso del tiempo libre; sin embargo, de manera indirecta, también favorecen a quienes resuelven la ciudad desde soluciones privadas como el automóvil y las motos, pues al permitir que varios ciudadanos ocupen menos espacio también ayudan a descongestionar las calles.

Mantener a los usuarios en el Transporte Público y atraer a más es un reto que implica mejorar la oferta, ampliar la cobertura, regular el costo y prestar un servicio de calidad, con comodidad y dignidad para todos. Además, el transporte público colabora con otros aspectos de la ciudad como la economía local, el aire limpio, y la disminución del ruido.

 

7. Favorecer las metas a largo plazo, por encima de las ganancias rápidas

En algunas ciudades del mundo, los gobiernos se concentran en generar ganancias rápidas y aparentes, cambios estéticos y cosméticos, por encima de las verdaderas metas de transformación, sometiendo a la gente a una dieta constante de promesas incumplidas.

Un gran reto para las ciudades este año y los años por venir, es el de someter sus necesidades a un rasero de prioridad. Al organizar y priorizar las acciones y establecer metas a largo plazo, se pueden canalizar de mejor manera las acciones, recursos para lograr verdaderos cambios. Lo anterior también permite generar modelos que pueden ser fácilmente seguidos o integrados tanto por los ciudadanos, como por las diferentes entidades de gobierno; de esta manera, cada solución podrá favorecer un ecosistema de metas a largo plazo, permitir la replicabilidad a través de estrategias provean de rutas críticas, entregables, metas específicas, medibles, asequibles, realistas y con un margen de tiempo coherente.

 

8. Establecer la profesionalización del servicio público

Favorecer la profesionalización de los prestadores del servicio público, mejorar su calidad de vida y proveer mejores lugares de trabajo, no solo es una apuesta por un sistema más claro y transparente, sino que además incrementa la moral y reduce la corrupción; a la par que produce mayor aceptación por parte de los ciudadanos y usuarios de los servicios.

 

9. Promover la creación de nuevas empresas e integrar las lógicas innovadoras de la clase creativa

Las ciudades pueden fortalecer los procesos de creación de nuevas empresas y la aparición de nuevas economías, siempre y cuando logren disminuir los costos que esto implica y eliminen los procesos ineficientes, burocráticos e innecesarios, invitando así a más jóvenes e inversionistas a participar de las lógicas económicas que las ciudades proveen. La creación de estrategias de inversión Público – Privada puede ser una manera de contrarrestar el riesgo que la generación de un ecosistema creativo implique en la ciudad. Sin embargo, no es un secreto que la existencia de la clase creativa y las economías naranjas invitan a los jóvenes a participar de los procesos de su ciudad y atraen a empresas a instalarse en ciudades con escenarios más vibrantes y activos.

Estos son 9 retos que tienen las ciudades, para este año nuevo. Estamos seguros que hay muchos más, si tienes alguno en mente, nos encantaría conocerlo, comparte con nosotros en los comentarios a este post, o escríbenos por Twitter y Facebook.