Ciudades construidas por ciudadanos

Por Francisco Pailliè Pérez

Un desarrollador intenta trazar una gran autopista que traerá el progreso a la ciudad, aún a sabiendas de que esta quedará dividida en dos. Varios habitantes de la zona por la que cruzará el progreso quedarán sin vivienda, perderán a sus amigos y la tradición de su barrio. Una mujer es detenida por las autoridades y encarcelada, por convocar a las masas, incitar a los ciudadanos a protestar en contra de las autopistas, y por generar acciones desde el activismo en contra de la oficina de gobierno, para la cual trabaja el eminente desarrollador.
Podría creer cualquiera, que este relato es contemporáneo, y sí que podría serlo. Pero en realidad estoy relatando un momento específico de 1968 en la vida de Jane Jacobs; momento que definió el valor del activismo ciudadano en la configuración del desarrollo de las ciudades que vivimos.
No quiero ser malinterpretado, por supuesto que el valor de Jane Jacobs no se basa en que pasara unos días en prisión, por agitadora, pero quizás este momento evidencia el compromiso real que tenía esta escritora con sus vecinos, con los ciudadanos de cualquier ciudad, y con las ciudades mismas; compromiso tal que perduró a lo largo de su vida; y es quizás la razón por la que todas las personas que trabajamos con los temas de ciudad, hemos oído hablar de ella, la admiramos, o la leemos.

“Las ciudades tienen la capacidad de proveer algo para todas las personas, únicamente y a razón de que las ciudades sean creadas por todas las personas”

— Jane Jacobs

Jane Jacobs, tuvo múltiples trabajos desde su juventud en Pennsylvania hasta su llegada, en plena depresión económica, a Nueva York, donde ejerció además como escritora freelance para múltiples medios. Estos le sirvieron para hacerse una idea real de cada distrito en la ciudad, y vivir calles hacia adentro, entender a sus habitantes y reconocer su valor. Quizás, haberse casado con un arquitecto marcó un momento importante en el destino de sus escritos a futuro, y el crecimiento acelerado de los suburbios escandalizó la visión que tenía de ciudad ; a mi, a caso personal, me pasó así, me casé con una arquitecta que cambió mi destino y vivir en los suburbios me escandaliza a diario. Hacia 1952 se hace editora asociada de la revista Architectural Forum donde desarrolla esa afinidad, interés y fatiga por los procesos de desarrollo y planificación de las ciudades.
Así, desarrolló al máximo sus habilidades críticas para reflexionar sobre las propuestas de vida que arquitectos, urbanistas y constructores estaban ofreciendo a las ciudades y sus ciudadanos: ¿Qué tipo de proyectos se están ofreciendo / construyendo? ¿Son seguros? ¿Le dan vida a la ciudad o se la quitan? ¿Dónde queda el papel de los ciudadanos? ¿Cuál es el valor del caos de la vida cotidiana? ¿Cuál es el papel de los intelectuales en la ciudad que estamos construyendo? ¿Cuál el papel de los centros de formación, escuelas y universidades?

“Se deben respetar, en el sentido más profundo de la palabra, las áreas de caos que tienen una extraña sabiduría y que aún no podemos englobar con nuestros conceptos de orden urbano”

— Jane Jacobs

Estas inquietudes eran, contrario a su propia creencia, cada vez mejor aceptadas y reflexionadas por los estudiantes, y algunos de los profesionales vigentes. La oportunidad de entregar una charla con estos temas en la Universidad de Harvard, le permitió no sólo compartir y aprender de algunos entes valiosos en el mundo de la arquitectura, sino, a la vez configurarse como una de las amenazas latentes que los urbanistas y planeadores de ciudades tradicionales tendrían que enfrentar. Luego de su discurso en Harvard, William “Holly” Whyte la invita a escribir para la revista Fortune en donde creará el trabajo El Centro es Para la Gente (Downtown is for People)  que era el escenario ideal para enfrentar a personajes como Robert Moses y sus ideas de ciudad, y se considera, además, punto de partida para su más importante tratado en la materia: La Vida y Muerte de las Grandes Ciudades Americanas. 

Producto de su trabajo, años más tarde, y sin la educación formal para lograrlo, Jane Jacobs, se consagra como un ícono del urbanismo de la modernidad y pasa a hacer parte de la lista de arquitectos, urbanistas y científicos sociales que promueven el cambio hacia mejores ciudades, construidas a escala humana. (En esta lista: William H. White, Kevin Lynch, Erving Goffman, Donald Appleyard, Christopher Alexander, Allan Jacobs, Fred Kent, y Jan Gehl, entre otros).

La transformación cultural, liderada por el activismo de Jane Jacobs, el poder de sus escritos y libros, y la influencia ejercida por ella, definió para nosotros, quienes vivimos en ciudades actualmente, el destino de la planificación y ejecución. La validez de la discusión entre la visión de la tecnocracia, y la subordinación de la planificación urbana y el desarrollo Vs. la complejidad y riqueza de la vida urbana contemporánea, no se agotó, sigue vigente.

Aún, ciudadanos en casi todas las ciudades del mundo, tenemos que batallar con un sistema de burocracias y voluntades políticas, tenemos que luchar por la transformación cultural que impedirá que nuestros gobernantes y demás miembros del poder sigan dándonos excusas para no cambiar. Pero los legados son importantes, y quizás esa es la razón por la que la figura de Jane Jacobs, con su sonrisa y gafas obscuras, mirando a la cámara, hablando a las cámaras, sosteniendo un cartel y caminando por la calle con sus vecinos, nos parece tan atractiva. Es desde ese momento, que más ciudadanos, que no somos arquitectos, o urbanistas, sentimos la invitación a participar como miembros activos y capaces en la configuración de nuestras ciudades.

Los ciudadanos, profesionales de otras disciplinas, y habitantes cotidianos, podemos aportar ideas sobre lo que funciona, y cómo mejorar lo que no funciona en nuestras ciudades, podemos entregar observaciones sobre los fenómenos urbanos desde su interior, construir y de-construir experiencias, agregarle valores y perspectivas (¿sabías que el diseño urbano es sensible al género?), habitar mejor el espacio y compartir con otros ciudadanos. Recordemos en últimas, que más allá de los costos, la inversión, y las políticas públicas, “la ciudad la construyen los ciudadanos”.


Francisco es Psicólogo y cursó un MSc en Psicología Social y Cultural del London School of Economics and Political Science(LSE). Ha destacado en proyectos de trabajo con comunidades. Durante los últimos años su afinidad por temas de urbanismo, derecho de la ciudad, y caminabilidad lo llevaron a investiga la relación del espacio con la psicología. Francisco es co-fundador y Director de Proyectos de dérive LAB, en donde realiza consultoría e investigación para diversas entidades México y Colombia.