¿Cómo estudiar el Espacio Público?

Por Francisco Pailliè Pérez

De acuerdo a Charles Montgomery, escritor del libro Happy City, existe una receta urbana para la felicidad, hecha realidad por comprensiones de filósofos, psicólogos, neurocientíficos y economistas. Una ciudad inicialmente debe ofrecer las necesidades básicas: vivienda digna, alimentación y seguridad para sus ciudadanos; luego de eso podrá perseguir su destino de volverse una ciudad que entregue a sus habitantes felicidad y bienestar, desarrollándose a través de los siguientes principios; la ciudad debe:

  • Enfocarse en maximizar la alegría y disfrute, sobre las dificultades.
  • Proveer entornos saludables, y no al contrario (cómo los entornos obesogénicos que hemos estado replicando).
  • Ofrecer libertad real, sobre tu vida, sobre moverte y sobre como y donde construir tu destino.
  • Ser resiliente contra problemas económicos y/o medioambientales.
  • Ser justa en cuanto a su espacio, servicios, y costos.
  • Permitir, sobre todo, la creación de vínculos fuertes entre familiares, amigos y extraños, dando sentido de vida y oportunidades.
  • Tener un sentido común sobre la vida, y abrir las puertas a la cooperación y la empatía, entre sus habitantes y visitantes.

Estos principios, claramente no son medibles ni cuantificables, en el sentido que el mejor de los estadistas querría; sin embargo, si los articulamos a la visión de ciudad, lo importante no es el resultado en sí sino el proceso por el cual se busca obtener resultados sobre estos principios. Preguntarnos y reflexionar sobre estos principios permite generar información para especular inteligentemente sobre el performance de nuestras ciudades, ¿cómo las estamos diseñando y construyendo?, ¿cómo podríamos dirigir nuestra atención hacia mejores destinos colectivos?, ¿qué cambiaríamos si pudiéramos?

La idea de que la forma de una ciudad define nuestro futuro y nuestra felicidad, aunque un poco atrevida, evidencia el quehacer histórico del diseño de ciudades, del urbanismo, y de la arquitectura misma. Las ciudades, de hecho, definen nuestras vidas.

En esta búsqueda por dar forma a la ciudad y por dar forma a nuestras vidas, las ciudades han desarrollado todo tipo de lecturas y propuestas sobre sus diferentes espacios: intersticiales, privados y públicos. En últimas, esto es lo que toda ciudad es: un espacio delimitado entre tres usos claros, el uso privado con su idea de actividades específicas o intercambios, los usos comunes donde priman las necesidades compartidas por todos los habitantes de una ciudad, y los espacios remanentes. Todos estos dan forma y permiten desarrollar las necesidades y deseos naturales, sociales y culturales de los hombres; relacionarse entre sí, reconocer las estructuras de una ciudad, acceder a ellas, y circular por el espacio. Así que, la historia del Espacio Público, forma parte de la historia misma de cada ciudad, y al ser éste el espacio compartido, es uno de los más claros determinantes de la configuración de cada urbe.

Se puede saber mucho de una nación, o una ciudad, comprendiendo que tanta prioridad, cuidado y atención le brinda al Espacio Público; que por más, es el verdadero reflejo de la esfera de lo público y el escenario de la historia y el sueño colectivo de un pueblo, o una comunidad.

El carácter de lo público, ha sido preservado y protegido en la historia de cada civilización: el Ágora, el foro y el Teatro griegos; las grandes obras de infraestructura en Roma; las calzadas entre las pirámides Mayas o Aztecas; los Templos religiosos, Iglesias y ciudades fortificadas de la Edad Medieval; las plazas centrales en las ciudades americanas producto de la colonia española; los parques, áreas verdes y reservas ecológicas de las ciudades modernas. Son sólo algunas de las muestras de que a largo y ancho del globo terráqueo cada civilización ha hecho lo suyo por preservar y enaltecer el Espacio Público.

Es quizás, en el último siglo, que la función de lo público parece retraerse y con ello el poder del estado por darle prioridad y ordenarlo. El abandono de la infraestructura, y de los bienes públicos por parte del estado, supuso el aprovechamiento del espacio por parte de los capitales privados. Apareciendo así los No lugares o heterotropias. Estos lugares que intentan reproducir lógicas sociales, pero siendo estos sólo dedicados al consumo: centros comerciales, parques temáticos,  los nuevos edificios de gobierno, y las nuevas plazas públicas (con sus cartelitos de “advertencia” y “prohibido”), entre otros. Espacios diseñados, casi siguiendo al pie de la letra el guión de la desinformación de Victor Gruen.

Hay, sin embargo, una nueva postura entre los urbanistas, diseñadores de ciudades, y demás profesionales que trabajan sobre estos temas, que busca recuperar el valor social del Espacio Público y dirigir de nuevo la mirada de los gobiernos, e inversionistas hacia la generación real de un entorno que favorezca la esfera de lo público y dirija los valores de análisis de las ciudades, hacia ciudades, a escala humana, y felices para todos. La invitación de esta corriente, que lleva más de un siglo re-aprendiendo sobre todo lo que está anclado en el Espacio Público, es la de permitir que todos las personas aprendan y participen sobre el diseño y apropiación del espacio.

Invitación que se reitera, con la manera de entender y estudiar el Espacio Público. Para analizar la importancia de un espacio, y entender cómo mejorarlo a través del diseño, sencillamente se proponen 5 preguntas: ¿cuántos?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿qué? y ¿por cuánto tiempo? La observación directa de un Espacio Público, mediada por estas preguntas, provee de información valiosa que puede ser usada ya sea para informar sobre la importancia de un lugar o para diseñar un mejor lugar, o generar políticas públicas que favorezcan los mejores lugares. Ya hemos dicho que mejores lugares, dirigen hacia ciudades más felices.

*¿Cuantos? *

Se refiere a la cantidad de personas que usan el espacio, y a la cantidad de personas que se encuentran realizando algún tipo de actividad. Existen dos actividades básicas en el espacio público: moverse por el espacio (ser peatón) o permanecer en el espacio. Ésta última puede ser a su vez, sentado, parado, acostado, solo o con más gente.

*¿Donde? *

Ubicaciones específicas, relacionadas al clima y al tiempo. Posiciones de las personas en el espacio. Dónde se ubican los individuos, dónde los grupos. Esto permite generar especulaciones inteligentes sobre la manera en que los ciudadanos usan el espacio.

*¿Quién? *

Referirse a los diferentes grupos de personas que usan el espacio. No se deben dejar de revisar ciertos grupos objetivos (que son normalmente invisibilizados: niñas y niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores). El conocimiento básico sobre cómo el espacio es usado por un tipo particular de ciudadanos, puede apoyar el proceso de diseño y guiar las políticas sobre un lugar.

*¿Qué? *

Especificar el tipo de actividades que se realizan en el lugar. Esta lista puede hacerse muy larga, y difícil de comprender, pero por lo general hay 2 tipos de actividades básicas: Actividades necesarias (como esperar el bus) o actividades optativas (como acostarse a descansar, o comprar algo).

*¿Por cuánto tiempo? *

Analizar y entender la duración de cada una de las actividades.

Ninguna pregunta es más importante que otra, pues todas configuran la posibilidad de comprensión del fenómeno que ocurre o no ocurre en el Espacio Público. Y de allí, que estas sean las cuestiones básicas que se analizan al estudiar la Vida Pública en el Espacio Público. Ya también aparecen las técnicas de cómo recolectar esta información: desde mapas, a sketch, tablas, diagramas, fotografías, videos y otras; pero éstas tendrán que esperar para una futura publicación.

La capacidad de una ciudad de elucubrar, y especular sobre el uso que se está dando al Espacio Público, permite nuevamente reflexionar sobre el tipo de vida que cada ciudad está diseñando y promoviendo para sus ciudadanos. El Espacio Público, es un gran factor indicador de la felicidad que las ciudades ofrecen desde su diseño y forma.

En el proximo #martesaladérive escribiremos sobre las 10 claves de éxito para el Espacio Público. 


Francisco es Psicólogo y cursó un MSc en Psicología Social y Cultural del London School of Economics and Political Science(LSE). Ha destacado en proyectos de trabajo con comunidades. Durante los últimos años su afinidad por temas de urbanismo, derecho de la ciudad, y caminabilidad lo llevaron a investiga la relación del espacio con la psicología. Francisco es co-fundador y Director de Proyectos de dérive LAB, en donde realiza consultoría e investigación para diversas entidades México y Colombia.